Muy buen articulo y que propone una interesante reflexión. Se debe separar el estar de acuerdo y el llevarse bien. Porque es evidente que no todos podemos estar de acuerdo en todo. Sin embargo, en linea algo pesimista, creo que no es un mal "español" (aunque aqui ahora tengamos un caso extremo). Estoy casada con un ingles e incluso allí, con una democracia muy antigua y asentada, hay una tendencia a lo que podriamos llamar absolutismo ideologico. Los que no estan de acuerdo conmigo es porque a) son malvados o b) son tontos y se dejan adoctrinar (¿les suena?). Ademas las redes sociales actuan como burbuja ideologica, ademas de ser una autopista de bulos y medias verdades, que siempre han existido pero ahora circulan con mayor facilidad. Una recomendación sería no bloquear a nadie en Facebook o Twitter por motivos políticos. Es tentador pero es mejor saber que se cuece "en el otro lado" que encerrarte en tu ideología. Otra señal de alarma es la tendencia al "no platforming" en las universidades y otras instituciones (que aqui tambien tenemos). Si no nos gusta un conferenciante, se le impide hablar. En el RU se presiona tambien para "desinvitarle" (generalmente los sindicatos de estudiantes). La excusa es que tal persona tiene ideas extremas que pueden herir sensibilidades. De ahi tambien otro termino "snowflake", para burlarse de personas políticamente ultrasensibles que no pueden soportar ideas distintas a las suyas.
La reflexión es interesante. Contrariamente a la opinión de mucha gente (que tendrán sus razones objetivas), en mi entorno en Catalunya estoy viendo un auge de las discusiones argumentadas entre intependentistas y no independentistas en tono y trato muy cordiales (contrariamente al ofrecido por representantes políticos), lo cuál valoro muy positivamente. Y una amiga mía coincidía, que en su entorno está pasando lo mismo. En los balcones empieza a ser habitual ver banderas de todo tipo, incluso mezcladas (senyera, estelada, espanyola, europea, etc). A simple vista genera tensión, pero el ambiente entre mucha gente es todo lo contrario, de querer mostrar una opinión, sin más, sin ánimo de ofender. Hace años, las banderas esteladas estaba reservada a los muy radicales, mientras que la española estaba más para los "fachillas". Estas etiquetas se están rompiendo.