Cierra Roger su excelente alegato sobre la miseria de la política como profesión diciendo que la Patria no es de nadie. Me sorprende porque no me parece que sea verdad. Patria es una idea, un concepto, un ideal "performativo" como dicen los lingüistas avezados en al arte de inducir cambios a través de los contenidos de las palabras. La palabra Patria es como Madre o como Padre. El concepto ¿no es de nadie? Hombre, yo diría que es de todos aquellos que comparten su contenido emocional. In extremis y si nos limitamos al un concepto meramente físico --fáctico y desprovisto de emoción-- podríamos decir que es de todos pero no que no de nadie. El otro día un alto cargo de una de nuestras Autonomías Fragmentarias, un pobre individuo o individua, denunció al Corte ingles por venerar a la Madre en su día. Odian el concepto y persiguen a quien lo respeta y preserva. Odian y por eso destrozan las palabras. Hasta tal punto que ya hace décadas que se ha puesto de moda evitar Definir. Lo hacen para Confundir.Es decir, Patria, como lugar de nacimiento y por su propia naturaleza no es de nadie porque todos tienen una; la amen o la odien, traten de mejorarla o traten de destruirla, de venderla o de alterarla.Pero la Palabra Patria, como Padre, tiene en realidad y originariamente una fuerte carga emocional. Es Performativa. No se concibe pronunciarla sin que exprese dosis importantes de veneración y amor altruista hacia dicha idea. ¿Imaginan ustedes a alguien cuya actividad vital es la Destrucción de su Padre, de su Madre o de su Nación social decir, Padre!, Madre! España! con la carga afectiva que esto implica?No, no lo veremos. Lo que sí vemos es tratar de destruir la palabra y su verdadero significado. Que no pueda ser usada como instrumento "performativo" o promotor eficaz de comportamientos y actitudes.Con la palabra patria, como con la palabra Patriarca o la palabra Maternidad está sucediendo un intento de convertirlas en tierra quemada. Lo que en términos militares se denomina "territory denial". "No dejaré que lo uses" Al principio fue la palabra y la palabra es fuerte. Por eso debemos insistir en proteger sus significados y no aceptar la ya vieja técnica de ir introduciendo niebla en los mismos.No fue banal que nos quitaran el latín y el griego. No es banal que palabras como "Democracia" tengan hoy más de 600 acepciones o que la idea del Amor más alto y altruista --Agapea en nuestra raíz griega-- se perdiese por el camino. No es banal que hoy, en vez de decir Coito se pretenda que se hace el Amor. El resultado de esta batalla es la destrucción de una sociedad. No es gratis.Por volver a la Política como profesión. Me gustaría apuntar a una posible solución a lo que tan brillantemente expresó Roger en su artículo. Las organizaciones democráticas –definidas como elección de los cargos superiores desde las bases sin intermediación—más longevas son las Órdenes Religiosas. Ochocientos años llevan los Dominicos, 500 los Jesuitas. Ninguna nación se les acerca. Pues bien, sus Constituciones reflejan la siguiente regla usada por los votantes a la hora de elegir Superiores. Es una evaluación de la persona que dice así: “Si quiere serlo, no vale para el cargo”. Tela.Saludos
Tengo que admitir que has realizado un muy buen artículo, te aplaudo. Desde mi punto de vista hay que remarcar que hay buenos políticos, hay malos políticos y hay políticos interesados. Los que suelen triunfar en la política son los políticos interesados y ya se encargan éstos de que los buenos políticos no lleguen muy lejos. Un buen político se debe sentir realmente frustrado después de tanto esfuerzo y sacrificio y ver que le pasan por encima los políticos interesados. Y si hay un motivo de estos políticos interesados es el dinero y el poder, sobretodo el poder. A un empresario le gusta más el dinero que el poder (pero que nunca falte poder), en cambio a un político interesado le gusta más el poder que el dinero (pero al mismo tiempo ir bien servido de dinero). Y como bien dices, este político interesado no tiene un plan para atender las necesidades del pueblo sino que tiene un plan para llegar al poder.Por cierto, recomiendo la lectura de los once principios de comunicación para manipular a la opinión públicahttps://www.gurusblog.com/archives/once-principios-de-comunicacion-para-manipular-a-la-opinion-publica/09/08/2015/
Para entender por qué los políticos se dedican a eso, leer el capítulo sobre drug dealers en "Freakonomics" de Levitt y Dubner. Es, básicamente, la misma razón por la que los jóvenes abogados entran en la vida miserable que les espera los primeros años en una firma legal (o los consultores). Por otro lado, pensar que el debate político es sobre propuestas es una intelectualización imperdonable de la realidad. Imperdonable porque es un "timo" y el autor de la entrada debería ser consciente. La gente no vota "razonando" y los políticos lo saben. La gente vota sintiendo y, en particular, vota para "sentirse bien". Votar es una actividad que tiene un coste muy bajo (un paseo hasta el colegio electoral un dia de votación es mejor actividad que, por ejemplo, prolongar la sobremesa de la comida con los suegros) y que nos permite, a ese coste bajo, la satisfación de haber contribuido a acabar con el cambio climático, de expropiar a los ricos, de ser una "nueva nación" encaminada a un mañana glorioso o cualquier otra propuesta, no importa cuanto de increible, que hayan hecho los candidatos. Obsérvese que lo relevante no es que esos objetivos se consigan (o incluso que tenga alguna "racionalidad" perseguirlos), lo relevante es que yo piense que votando contribuyo a ellos, lo que me produce satisfacción, al coste (probablemente negativo) de pasar menos tiempo soportando a mi suegro. Esa satisfacción no es "intelectual" (casi ninguna que merezca la pena lo es) si no "visceral". Eso también lo sabemos bien (pese al fingido "rasgado de vestiduras" del autor), basta leer "The Myth of the Rational Voter" de Brian Caplan. Fingir ignorancias sobre temas bien establecidos o "buenismos" de sacristía (aunque sea "sacristía de la democracia" como en este caso), no ayuda a debates serios y solo separa la reflexión de la realidad. Una realidad que ya sabemos que no es de "decisiones y debates intelectuales" sobre problemas y soluciones, aunque algunos sigan encontrando solaz en la fingida ignorancia.
Dentro del contexto politico desesperante actual, y de la polarización basada en prejucios más que en argumentos, leer articulos como este da cierta esperanza de que aún quede alguien cuerdo en este país. Gracias.